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El perdón es una virtud que podemos ofrecer tanto a los demás como a nosotros mismos. De hecho, para poder darlo a los demás, primero tenemos que ser capaces de usarlo con nosotros mismos. Es un producto derivado del amor: si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos y reconocer en nosotros la majestuosidad de la naturaleza humana, no seremos capaces de considerar a los demás como buenos.


Hemos de saber que todos, absolutamente todos, tenemos "defectos" y cometemos errores, por lo que hay que aprender a perdonarse a uno mismo y también a perdonar a los demás para poder alcanzar una plenitud de vida y de esa forma ser más felices. Un dato: el 80% de los errores que cometemos o de lo que consideramos defecto, se muestra de forma involuntaria e inconsciente. No hacemos el mal de forma deliberada y voluntaria.


La mayoría de nuestros errores son la muestra de un no poder comportarnos como queremos sino como podemos. ¿Y entonces qué es comportarse mal, cometer errores, tener fallos o defectos? Es una muestra de herida emocional.


La envidia, así entendida, sería la ira que me produce ver que los demás tienen algo que yo no puedo tener -nos habla por tanto de carencia personal-; los celos, serían la muestra del miedo a la pérdida del otro, por quedarme solo o sin la valoración que me da el otr@ - es entonces inseguridad personal por no haber tenido un afecto incondicional en las primeras etapas de la vida-; la adicción, sería el uso de una sustancia o el hábito de realizar un comportamiento para aliviar un malestar emocional - por tanto un dolor emocional no resuelto que se alivia con un paliativo como el alcohol, la pornografía, las compras o las redes sociales.... Podríamos poner innumerables ejemplos sobre nuestros errores y su significado, sobre los errores de los demás y el daño que nos han causado.


Todos sabemos que hay cosas, hechos, momentos vividos, que son muy difíciles de perdonar, pero quien realmente es sabio y cuida su salud mental, encuentra en el perdón, así mismo y al otro, la herramienta perfecta para evitar el odio, el rencor, la rabia, la frustración, la impotencia... que tantas veces no nos dejan continuar con nuestra vida y nuestro crecimiento.


Despréndete de tus heridas, de tu culpabilidad y del daño que te han causado, solo entonces serás libre. Solo entonces sabrás, que no eres digno de ser amado por ser perfecto (en esa perfección que entiende el mundo como el no fallar jamás), sino por ser tu, por ser humano, que ya es suficientemente perfecto (entendiendo humano como el que aún fallando, tiene la capacidad de enmendar el error y de perdonar liberándose del odio, a quien comete errores). ¿No es mucho más perfecto este mecanismo? Los beneficios del perdón son inmensos para la salud mental y la salud física, pero sobre todo, son la muestra de que nos hemos sentido amados por alguien, sin condiciones y sin límites, ya que aún fallando, nos amaba inmensamente. Perdonarse y perdonar, es por tanto síntoma de apego seguro, de sentimiento de filiación, de haber crecido con seguridad en el amor. Crecer así es sinónimo de libertad interior.


 
 
 

En este video pretendemos acercar a nuestros seguidores a una visión positiva, amplia y rica de que es la espiritualidad. Es algo más que la práctica de un ritual, una religión o un credo. La espiritualidad, así entendida, es un depósito de ideales, metas, objetivos, que estando muy aterrizados en lo humano y ordinario de nuestra vida, nos aportan una visión metafísica -por encima de lo físico o puramente material-.


La espiritualidad nos debe llevar al crecimiento personal, a la mejora día a día. Espiritualidad para dar sentido a nuestra vida. Espiritualidad para entender el dolor y el sufrimiento. Espiritualidad para saber que lo negativo puede llegar a tener sentido; que lo que en apariencia nos resta, nos puede hacer crecer, y acaba sumando.


Espiritualidad que no es "un opio" que nos aleje de la realidad, sino que nos sumerge en ella para vivirla plenamente y saborear todo lo que en nuestra existencia puede haber. Espiritualidad que nos hace salir del pozo y vivir con un ideal que se contagia, que se transmite, no por imposición, sino por nuestra forma de amar al otro. Esperamos que os guste y os sea de ayuda.



 
 
 

Es común encontrarnos con amigos o familiares, y a veces, nosotros mismos nos sorprendemos diciendo: "Desde que me casé..... Desde que tengo hijos..... Desde que empecé en este trabajo.... No tengo tiempo para los amigos. No tengo tiempo para hacer deporte. Ya no tengo tiempo para cuidarme o para tomar una caña". Sin querer, las obligaciones y las responsabilidades que vamos asumiendo en la vida, nos van dejando desprovistos de los elementos más básicos que son capaces de regular nuestro estado anímico de forma natural o de darnos precisamente aquello que creemos más necesario: vida.


La reducción o eliminación en los casos más radicales de los pilares básicos de nuestra estabilidad emocional, es directamente proporcional al malestar que se experimenta y a la saturación significativa que experimentamos en el trabajo, en la crianza, o en el matrimonio. Si nos faltan los amigos, el autocuidado, el ocio, el deporte o el trabajo, todo se va volviendo más cargante, más gris, más oscuro en nuestro día a día. No dejemos de cuidar estos pilares fundamentales sobre los que ir cuidando y cultivando nuestra propia vida.


Igualmente, en esta construcción de nuestra vida, cobra relevancia la espiritualidad, por ser ese área que nos ayuda a interpretar de una forma sobrenatural aquello que nos ocurre de ordinario o a fijarnos metas, objetivos o ideales que queremos conseguir.


No podemos olvidar que la espiritualidad, no es rito, es vida sobrenatural, y como tal, al ser sobre-natural necesita apoyarse en lo más natural para poder resistir, en esos pilares fundamentales que componen los cimientos de nuestra propia vida. Cada uno de los pilares que sostienen una casa es importante para la estabilidad de la construcción. Lo mismo sucede en nuestra vida, tenemos que cuidar cada uno de los 5 pilares fundamentales que la sostienen para mantenernos en pie.



 
 
 

Psicosalud Pamplona

Dr. David Ramírez Castillo

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